lunes, 11 de octubre de 2010

Grecia me hiere III: Una aproximación a la Poesía Neohelénica



Yorgos Seferis (1900-1971)

EL REY DE ÁSINE

Toda la mañana

rodeamos esta ciudadela

comenzando por el lado de la sombra

allí donde el mar,

verde y sin destello,

quilla de pavo muerto,

nos acogía como tiempo sin fracturas.

Desde la altura bajaban las venas del peñón

sarmientos retorcidos

árboles desnudos

que renacían al contacto del agua,

mientras

los ojos que le buscaban

al esforsarse

por evitar el balanceo

iban perdiendo fuerza sin cesar.

Por el lado del sol

la playa enorme

abierta de par en par

y la luz puliendo diamantes

en las altas murallas.

No hay seres vivos aquí

ni siguiera palomas en fuga

ni el rey de Ásine

está

al que buscamos desde hace dos años

desconocido

olvidado por todos

incluso por Homero en la Ilíada

en la que es

sólo una palabra incierta

tirada

como una máscara fúnebre

de oro.

¿ La tocaste, recuerdas el sonido?

Hueco en la luz

cántaro vacío en la tierra excavada

sonido del mar en nuestros remos.

El rey de Ásine

un vacío debajo de la máscara

en cualquier sitio junto a nosotros

en cualquier lugar bajo un nombre:

Y Asine…Y Asine…

y sus labios

estatuas

y sus anhelos

pájaros y viento

en el espacio de sus ideas

y sus barcos

anclados en un puerto invisible:

bajo la máscara un vacío.

Tras los ojos enormes

los labios curvados y los rizos

relieves en la tapa dorada de nuestra existencia

un punto oscuro que viaja como el pez

y la quietud del océano

y tú lo ves:

un vacío que nos acompaña.

Y el pájaro que voló con el ala rota

el invierno pasado,

albergue de vida,

y la joven que escapó

para jugar con los colmillos del verano

y el alma que descendió gritando

hasta el sitio de los muertos

y el país como la hoja de plátano

que arrastra las torrenteras del sol

con las ruinas del pasado

y las tristezas del hoy.

Y el poeta

contemplando las piedras

se pregunta

sí existen acaso

entre estos perfiles destruídos

cumbres arcos despresiones

se pregunta

si aquí

donde el paso del viento

de la lluvia y la erosión

si aquí existe

el movimiento del rostro

el gesto de cansancio

de aquellos que tan extrañamente

faltaron en nuestras vidas

de aquellos que quedaron

como sombras de la marea

y pensamientos en la infinidad del mar

o es que

no queda nada sino el peso

la nostalgia del peso de la vida

aquí

donde nos encontramos

vacíos

inclinándonos

como las ramas del sauce siniestro

que se juntan mientras dura la desesperanza

mientras la corriente amarilla

hace bajar los juncos

arrancados entre el lodo

representación de un rostro pétreo

en la certeza de una amargura sin fin.

El poeta un vacío.

El sol

armado con su escudo asciende

combate

y desde el fondo de una caverna

un murciélago asustado

choca contra la luz

como la saeta sobre el broquel:

Y Ásine…Y Ásine…

¿Acaso no será el rey de Ásine

al que buscamos con ahínco

en esta ciudadela en ruinas?

¿acaso no será él

rozando

con nuestros dedos las piedras

que ya tocó?


Andrea Embirikos (1901-1975)

EL VERBO MIRAR

Día purísimo

una nube atraviesa el aire

blanca

viaja como una fragata.

En la borda miro

y veo lo que han capturado mis pensamientos

delfines que saltan

delfines que atraviesan las olas

valles costas montañas

junto a mi hay una muchacha rubia.

Dentro de sus ojos

quietos

puedo ver su futuro

todo el futuro

y también mi presente

puedo ver.


Zoí Karelli (1901-?)

SOLEDAD

¿Adónde iremos, alma mía,

con todo el exilio adentro, adónde?

Solos en esta soledad extraña

como una multitud.

Hablas, callas.

Y las cosas permanecen vacías

de toda voluntad que las gobierne.

Patéticos,

tristes esfuerzos,

¿ por qué la melancolía?...

como si la nada creciera,

sin explicación creciera,

mostrara su rostro

rabioso y sin forma,

decidido a estallar.

Tiene prisa la nada

está decidida

a hacer que del pensamiento

brote la multitud que vive en ella

y que ya vemos desparramarse

como se hubiese convertido

en un hormiguero.

Ah, míseros ojos los de la soledad.

Lejos de mi, váyanse,

para que nunca puedan reflejar

la plenitud del solo,

como la que hoy

yo estoy mirando.


María Poliduri (1902-1930)

A UN AMIGO

Regresaré en la entretarde,

atravesando el camino que me hace suya,

vendré para encontrarte

aún con tu sueño antiguo,

solo.

El anocher

arrastrá las nubes, que son leves,

como un pesado fardo.

Ellas pasarán delante de la soledad

de tu ventana.

Tú me abrirás las puertas del cuarto,

silencioso,

y habrá libros por todas partes,

frágiles, desamparados.

Nos sentaremos, uno al lado del otro,

y hablaremos de las cosas que nos abandonan,

de las que murieron antes de que las hubiéramos perdido,

de la amargura que es vivir sin propósitos,

del tedio,

del no esperar ya que nada,

del perderse…

Y poco a poco nos iremos apagando en la quietud,

y también las palabras y los pensamientos últimos.

Mas la noche

se detendrá en la ventana,

mezclará la brisa, el aroma y la luz de las estrellas

con el grito de la Naturaleza,

con tus entrañas,

que el silencio no podrá ya salvar.


Rita Bumí-Papá (1906-1984)

SI YO SALIERA A PASEAR CON MIS AMIGAS MUERTAS

Si saliera a pasear con mis amigas muertas

la ciudad seguramente se inundaría de muchachas mudas

el aire olería a muerte

las murallas exhibirían banderas blancas al vuelo

se detendría el tráfico,

si saliera a pasear con mis amigas muertas.

Si saliera a pasear con mis amigas muertas,

se vería a la multitud de jóvenes,

con los pechos desnudos y atravesados,

preguntarles a ustedes

¿ por qué ordenaron que debíamos dormir

antes de la hora señalada,

por qué nos tuvimos que acostar si había frío

y estabamos llorando,

además, no tuvimos tiempo

de acomodarnos los cabellos?,

si saliera a pasear con mis amigas muertas.

Si saliera a pasear con mis amigas muertas

una muchedumbre se detendría a mirar con estupor

a la más grácil falange que antes horadó la tierra

a la más sagrada de las procesiones que desfilaron por estas calles

a la más gloriosa y ensangrentada de las resurrecciones,

si saliera a pasear con mis amigas muertas.

Si saliera a pasear con mis amigas muertas,

la luna llena treparía alto como un ramillete de azahares

para coronar sus frentes,

dentro de las cuencas vacías de sus ojos

las orquestas, tocando himnos funerarios,

harían danzar sus rizos, sus vendas manchadas.

¡Oh, cuántos de ustedes

morirían de remordimiento!

sólo

si yo saliera a pasear con mis amigas muertas.

Es hora ya de terminar. Termino.


Ionna Tsatsou (¿?)

ANCLAS QUE ASCIENDEN

Los mástiles, los mástiles,

la multitud de ellos,

¡los que conozco,

los que me embriagan,

los mástiles!

¿Escuchan, ustedes escuchan

las anclas que ascienden

para mi?

Aquel barco se llama “Argos”,

como el antiguo,

el otro “San Nicolás”,

más allá estás tú

“Divina Providencia”,

Sale ya “ Divina Providencia”,

tú que eres leve

y que atraviesas el viento,

y yo contigo.

Mar adentro,

en el lugar donde es imposible

ver el color del fondo, que es verde,

lanzaremos nuestra amargura

atada a una piedra,

de modo que ella no pueda

salpicar al alma.

Al ayer no lo recuerdo,

el mañana

que alce su propio peso,

ahora

en este instante

trazo un círculo azul alrededor del hoy,

en la ola

en el sol

en el ritmo del tiempo,

es que necesito del agua para respirar.

Sale ya “Divina Providencia”,

y yo contigo.


Nikos Engonópulos (1910-1985)

ORFEO XENOFÓBO

Mujeres de Grecia

cuyas lágrimas ensucian la vida.

Mujeres que lloran

hasta que los ojos

quedan yermos,

miren

como en el sitio

donde caen

vuestras pestañas

brotan los cipreses.

Sobre ellos

siempre está un pájaro.


Odysseas Elytis ( 1911-1996)

ANIVERSARIO

Hasta aquí traje mi vida

hasta esta marca

que siempre se esfuerza

cerca del mar

sobre las rocas,

pecho con pecho hacia el viento,

juventud.

¿A dónde puede ir un hombre

si no es otra cosa que una criatura?

Contando con sus instantes, brotes verdes,

con aguas las visiones de su oído,

con alas sus remordimientos.

Ah, vida de un niño que se torna hombre

cerca del mar

cuando el sol

le enseña a respirar

allí donde

la sombra de una gaviota

se hace nada.

Hasta aquí traje mi vida

blanca enumeración, negro susurro

Pocos árboles

y pocas piedras mojadas

Dedos para acariciar una frente

leves

¿Qué frente?

Todas

la noche

las esperas

y no hay nadie

para que escuche el paso libre

Que se alce una voz

en el muro

que las proas empapan

escribiendo

un nombre en sus horizontes

pocos años

pocas olas

en las bahías en torno al amor.

Hasta aquí traje mi vida

cicatriz en la arena

que se ha de borrar

Quien vió dos ojos tocar su silencio

y mezcló su luz de sol

encerrando mil mundos

que recuerde su sangre en otros astros.

Mas cerca de la luz

existe una sonrisa que anula la llama

pero aquí

en el ignorante paisaje que desaparece

en una mar abierta e inclemente

el exito se torna polvo

Torbellinos de alas

y de instantes que se ataron a la tierra

tierra cruel bajo las impacientes

plantas de los pies,

hecha para el vértigo

Volcán muerto.

Hasta aquí traje mi vida

piedra consagrada a la sangre

más allá de las islas

más abajo de las olas

cercanía en las anclas

_Cuando atraviesan

quillas hundiendo con pasión

un nuevo obstáculo

y lo vencen

y con todos sus delfines

alumbran la esperanza

sol ganado en un corazón humano

las redes de la duda atraen

una figura de sal

tallada con esfuerzo

indiferente, blanca,

que vuelve hacia el piélago

las cuencas de sus ojos

levantando el infinito.


EL GRANADO FURIOSO

En estos patios blancos

en los que sopla el viento sur

silbando bajo los arcos y las bóvedas

decidme

¿es el granado furioso

que palpita en la luz

desparramando en su risa de fruta

porfías y murmullos del viento?

Decidme

¿es el granado furioso

que palpita con follajes nacientes

abriendo todos los colores al Sol

con un estremecimiento de triunfo?

Cuando en los campos

en los que despiertan las muchachas desnudas

siegan los treboles con sus manos rubias

recorriendo hasta los límites del sueño

decidme

¿ es el granado furioso

que en la vigilia coloca las luces

confiado

en sus canastos verdes

y con trinos desborda sus nombres,

decidme

es el granado furioso

que combate con las nubes del mundo?

En el día en que por envidia se adorna

con siete tipos de alas

ciñendo el sol eterno con miríadas de prismas

cegadores, decidme

¿ es el granado furioso

que en plena carrera agita una crin de cien fustas

nunca afligido, nunca quejándose,

decidme

es el granado furioso

que grita la nueva esperanza que amanece?

Decidme

¿ es el granado furioso que saluda en la distancia

agitando un pañuelo de fuego

a la mar inmensa preñada de naves

que van y vienen a las costas mustias,

decidme

es él

que hace crujir los mástiles

a la altura del aire?

En lo más alto

con el racimo azul

que se enciende y celebra

arrogante, pleno de riesgos,

decidme

es el granado furioso

que hace estallar en luz

las intemperies del demonio

que despliega el día

gargantilla azafrán

bordada de canciones,

decidme

es el granado furioso

que uno a uno

libera de sus botones

a las sedas del día?

En las enaguas del primero de abril

y en las cigarras de la Virgen de agosto,

decidme

este que juega

que se enfurece

que seduce

sacudiendo en la tiniebla

pájaros ebrios

en el regazo del sol

decidme,

¿ este que abre las alas

sobre el pecho de las cosas

en el lugar de los nuestros profundos

es el granado furioso?

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