sábado, 13 de agosto de 2011

Otras versiones cubanas de poemas de Thomas Merton

En marzo de 2010, para el centenario del nacimiento del poeta y místico trapense Thomas Merton -Fray María Luis-, en varios sitios digitales publiqué lo que hasta ese momento había llamado sus “versiones cubanas”, cuando realmente debí llamarlas “algunas versiones de los poetas de Orígenes”, a las que adicioné las mías y las de colegas camagüeyanos (Carlos Manresa y Rafael Alamanza). Para entonces no aparecieron las traducciones de FinaGarcía Marrúz y una de las de Eliseo Diego.
Cintio Vitier, después de publicar algunas de las cartas que Merton le escribiera en los años 60, y que responden a circunstancias muy especiales, tanto de la política como del poeta cubano, entregó, para publicar, a Carlos Manresa un conjunto de poemas versionados por el propio Vitier, su esposa, su cuñado y los amigos Smith y Friol, todos grandes poetas, quizás de los “mejores hacedores de la lengua”. Carlos los reunió y dio a conocer en unas hojas mecanuscritas a las que llamo con más entusiasmo que vanidad, Colección Silencio Nuestro. Para marzo de 2010 en la revista La Jiribilla, en uno de sus dossiers, bellamente ilustrado por José Luis Fariñas, publicamos por “segunda” vez en Cuba esas versiones. Como sabía que el texto traducido por Fina García existía, lo pedí a la familia, pero no lo encontraron. Pasó el tiempo y “el águila por el mar” y, revolviendo papeles viejos, aparecieron los papeles de Manresa. Ahora doy a conocer los textos no encontrados entonces, que son un poema versionado por Jacinto Finalé, alter ego de Vitier en sus novelas De peña Pobre y Los papeles de Jacinto Finalé, y las traducciones de Diego y García Marruz. Así podrán disfrutar de la totalidad de las “versiones origenistas de Merton”, en primicia.

Siete imágenes arcaicas

I

Primordiales locuciones y venturas:
Una procesión al bosque
(A la Madre Caos)
Con hombres que rugen y cuchillo de piedra.

Una procesión a las cavernas
(A los comienzos)
Seno de una colina secreta
Paraíso
Cubierto por dentro con animales.

II

La puerta mágica
Abierta toda.
Danza y fuego.
Sangre.

Humo amarillo que sube.

El juramento solemne.
Después, vientos.

El humo se inclina
Y desaparece.
(Talones de águilas
Trueno negro y azul:
Desesperación.)

III

El caldero.
Norte, sur, este, oeste,
Y en el centro
El caldero
Hirviendo con enemigos.

IV

Comemos.
Concilio nocturno,
Están de pie reunidos
Ocultando el fuego.

Rugidos nocturnos de viento
Sus pesadas alas
Centelleos del fuego
Sobre las chaquetas de pluma.

La doble hacha
Resplandece.

Oh cabezas informes (Los Ancestros)
¡Oh coronas cabeceantes de pájaros!
Una respuesta mágica.

V

Mañana de invierno: banderas y nieve.
Permanecen sobre el monumento
Presencias vivientes
De la muerte alada.


La historia comienza otra vez
Con sacrificio.

Tambores,
Banderas y nieves.

VI

Imágenes emplumadas
De reyes y héroes.
Monstruos cazando.

Guerra devoradora de hombres
Estremece la tierra con tambores:
La reclusión sagrada.
La casa de los augurios y las armas.

Traen monedas, joyas, mujeres y víctimas,
Traen rameras sagradas
A la ciudad hierática.

Oh gran bestia deshonrada
Cucaracha y millonaria
Prima de ojos de culebra de la pestilencia
¿Por qué danzamos para ti,
Por qué danzamos hasta agotarnos?

VII

Música
La tristeza de las leyes:
Los juguetes de los dioses
Danzan.

Versión de Fina García Marruz
Oh dulce, irracional adoración
Viento y una codorniz
Y el sol del atardecer.

No interrogando más al sol
Me he convertido en luz.
Pájaro y viento.

Mis hojas cantan.

Soy tierra, tierra.

Todas estas cosas iluminadas
Crecen de mi corazón.

Un alto, enjuto pino
Se yergue como la inicial de mi primer
Nombre cuando tenía uno.

Cuando tenía un espíritu,
Cuando estaba ardiendo,
Cuando este valle estaba
Hecho de fresco aire
Tú dijiste mi nombre
Nombrando Tu silencio
¡Oh dulce, irracional adoración!

Yo soy tierra, tierra.

El amor de mi corazón
Estalla en heno y flores.
Soy un lago de aire azul

Enm el que mi señalado sitio
Campo y valle,
Permanece reflejado.

Yo soy tierra, tierra.

De mi corazón de yerba
Se levanta la codorniz.

De mi maleza sin nombre
Su tonta adoración.

Versión de Jacinto Finalé, personaje creado por Cintio Vitier en sus novelas De Peña Pobre (1980) y Los papeles de Jacinto Finalé(1984)


Elegía por James Thurber

Thurber, ya han venido, los secretos portadores,
justo a tiempo, aunque parezca que los tontos han ganado.
Negocios y generales te sobreviven
siquiera por un breve día.

Ahora está el humor totalmente abolido.
Los grandes perros del novecientos sesenta y uno
no son para reírse de ellos.

Déjanos, buen amigo. Deja nuestro horrendo festejo
con piedad y alivio.
No estás llamado a solemnizar con nosotros
nuestra final demencia.

No se te ha invitado a oir
las últimas palabras de todo el mundo.

Versión de Eliseo Diego