Yorgos Seferis (1900-1971)
EL REY DE ÁSINE
Toda la mañana
rodeamos esta ciudadela
comenzando por el lado de la sombra
allí donde el mar,
verde y sin destello,
quilla de pavo muerto,
nos acogía como tiempo sin fracturas.
Desde la altura bajaban las venas del peñón
sarmientos retorcidos
árboles desnudos
que renacían al contacto del agua,
mientras
los ojos que le buscaban
al esforsarse
por evitar el balanceo
iban perdiendo fuerza sin cesar.
Por el lado del sol
la playa enorme
abierta de par en par
y la luz puliendo diamantes
en las altas murallas.
No hay seres vivos aquí
ni siguiera palomas en fuga
ni el rey de Ásine
está
al que buscamos desde hace dos años
desconocido
olvidado por todos
incluso por Homero en la Ilíada
en la que es
sólo una palabra incierta
tirada
como una máscara fúnebre
de oro.
¿ La tocaste, recuerdas el sonido?
Hueco en la luz
cántaro vacío en la tierra excavada
sonido del mar en nuestros remos.
El rey de Ásine
un vacío debajo de la máscara
en cualquier sitio junto a nosotros
en cualquier lugar bajo un nombre:
Y Asine…Y Asine…
y sus labios
estatuas
y sus anhelos
pájaros y viento
en el espacio de sus ideas
y sus barcos
anclados en un puerto invisible:
bajo la máscara un vacío.
Tras los ojos enormes
los labios curvados y los rizos
relieves en la tapa dorada de nuestra existencia
un punto oscuro que viaja como el pez
y la quietud del océano
y tú lo ves:
un vacío que nos acompaña.
Y el pájaro que voló con el ala rota
el invierno pasado,
albergue de vida,
y la joven que escapó
para jugar con los colmillos del verano
y el alma que descendió gritando
hasta el sitio de los muertos
y el país como la hoja de plátano
que arrastra las torrenteras del sol
con las ruinas del pasado
y las tristezas del hoy.
Y el poeta
contemplando las piedras
se pregunta
sí existen acaso
entre estos perfiles destruídos
cumbres arcos despresiones
se pregunta
si aquí
donde el paso del viento
de la lluvia y la erosión
si aquí existe
el movimiento del rostro
el gesto de cansancio
de aquellos que tan extrañamente
faltaron en nuestras vidas
de aquellos que quedaron
como sombras de la marea
y pensamientos en la infinidad del mar
o es que
no queda nada sino el peso
la nostalgia del peso de la vida
aquí
donde nos encontramos
vacíos
inclinándonos
como las ramas del sauce siniestro
que se juntan mientras dura la desesperanza
mientras la corriente amarilla
hace bajar los juncos
arrancados entre el lodo
representación de un rostro pétreo
en la certeza de una amargura sin fin.
El poeta un vacío.
El sol
armado con su escudo asciende
combate
y desde el fondo de una caverna
un murciélago asustado
choca contra la luz
como la saeta sobre el broquel:
Y Ásine…Y Ásine…
¿Acaso no será el rey de Ásine
al que buscamos con ahínco
en esta ciudadela en ruinas?
¿acaso no será él
rozando
con nuestros dedos las piedras
que ya tocó?
Andrea Embirikos (1901-1975)
EL VERBO MIRAR
Día purísimo
una nube atraviesa el aire
blanca
viaja como una fragata.
En la borda miro
y veo lo que han capturado mis pensamientos
delfines que saltan
delfines que atraviesan las olas
valles costas montañas
junto a mi hay una muchacha rubia.
Dentro de sus ojos
quietos
puedo ver su futuro
todo el futuro
y también mi presente
puedo ver.
Zoí Karelli (1901-?)
SOLEDAD
¿Adónde iremos, alma mía,
con todo el exilio adentro, adónde?
Solos en esta soledad extraña
como una multitud.
Hablas, callas.
Y las cosas permanecen vacías
de toda voluntad que las gobierne.
Patéticos,
tristes esfuerzos,
¿ por qué la melancolía?...
como si la nada creciera,
sin explicación creciera,
mostrara su rostro
rabioso y sin forma,
decidido a estallar.
Tiene prisa la nada
está decidida
a hacer que del pensamiento
brote la multitud que vive en ella
y que ya vemos desparramarse
como se hubiese convertido
en un hormiguero.
Ah, míseros ojos los de la soledad.
Lejos de mi, váyanse,
para que nunca puedan reflejar
la plenitud del solo,
como la que hoy
yo estoy mirando.
María Poliduri (1902-1930)
A UN AMIGO
Regresaré en la entretarde,
atravesando el camino que me hace suya,
vendré para encontrarte
aún con tu sueño antiguo,
solo.
El anocher
arrastrá las nubes, que son leves,
como un pesado fardo.
Ellas pasarán delante de la soledad
de tu ventana.
Tú me abrirás las puertas del cuarto,
silencioso,
y habrá libros por todas partes,
frágiles, desamparados.
Nos sentaremos, uno al lado del otro,
y hablaremos de las cosas que nos abandonan,
de las que murieron antes de que las hubiéramos perdido,
de la amargura que es vivir sin propósitos,
del tedio,
del no esperar ya que nada,
del perderse…
Y poco a poco nos iremos apagando en la quietud,
y también las palabras y los pensamientos últimos.
Mas la noche
se detendrá en la ventana,
mezclará la brisa, el aroma y la luz de las estrellas
con el grito de la Naturaleza,
con tus entrañas,
que el silencio no podrá ya salvar.
Rita Bumí-Papá (1906-1984)
SI YO SALIERA A PASEAR CON MIS AMIGAS MUERTAS
Si saliera a pasear con mis amigas muertas
la ciudad seguramente se inundaría de muchachas mudas
el aire olería a muerte
las murallas exhibirían banderas blancas al vuelo
se detendría el tráfico,
si saliera a pasear con mis amigas muertas.
Si saliera a pasear con mis amigas muertas,
se vería a la multitud de jóvenes,
con los pechos desnudos y atravesados,
preguntarles a ustedes
¿ por qué ordenaron que debíamos dormir
antes de la hora señalada,
por qué nos tuvimos que acostar si había frío
y estabamos llorando,
además, no tuvimos tiempo
de acomodarnos los cabellos?,
si saliera a pasear con mis amigas muertas.
Si saliera a pasear con mis amigas muertas
una muchedumbre se detendría a mirar con estupor
a la más grácil falange que antes horadó la tierra
a la más sagrada de las procesiones que desfilaron por estas calles
a la más gloriosa y ensangrentada de las resurrecciones,
si saliera a pasear con mis amigas muertas.
Si saliera a pasear con mis amigas muertas,
la luna llena treparía alto como un ramillete de azahares
para coronar sus frentes,
dentro de las cuencas vacías de sus ojos
las orquestas, tocando himnos funerarios,
harían danzar sus rizos, sus vendas manchadas.
¡Oh, cuántos de ustedes
morirían de remordimiento!
sólo
si yo saliera a pasear con mis amigas muertas.
Es hora ya de terminar. Termino.
Ionna Tsatsou (¿?)
ANCLAS QUE ASCIENDEN
Los mástiles, los mástiles,
la multitud de ellos,
¡los que conozco,
los que me embriagan,
los mástiles!
¿Escuchan, ustedes escuchan
las anclas que ascienden
para mi?
Aquel barco se llama “Argos”,
como el antiguo,
el otro “San Nicolás”,
más allá estás tú
“Divina Providencia”,
Sale ya “ Divina Providencia”,
tú que eres leve
y que atraviesas el viento,
y yo contigo.
Mar adentro,
en el lugar donde es imposible
ver el color del fondo, que es verde,
lanzaremos nuestra amargura
atada a una piedra,
de modo que ella no pueda
salpicar al alma.
Al ayer no lo recuerdo,
el mañana
que alce su propio peso,
ahora
en este instante
trazo un círculo azul alrededor del hoy,
en la ola
en el sol
en el ritmo del tiempo,
es que necesito del agua para respirar.
Sale ya “Divina Providencia”,
y yo contigo.
Nikos Engonópulos (1910-1985)
ORFEO XENOFÓBO
Mujeres de Grecia
cuyas lágrimas ensucian la vida.
Mujeres que lloran
hasta que los ojos
quedan yermos,
miren
como en el sitio
donde caen
vuestras pestañas
brotan los cipreses.
Sobre ellos
siempre está un pájaro.
Odysseas Elytis ( 1911-1996)
ANIVERSARIO
Hasta aquí traje mi vida
hasta esta marca
que siempre se esfuerza
cerca del mar
sobre las rocas,
pecho con pecho hacia el viento,
juventud.
¿A dónde puede ir un hombre
si no es otra cosa que una criatura?
Contando con sus instantes, brotes verdes,
con aguas las visiones de su oído,
con alas sus remordimientos.
Ah, vida de un niño que se torna hombre
cerca del mar
cuando el sol
le enseña a respirar
allí donde
la sombra de una gaviota
se hace nada.
Hasta aquí traje mi vida
blanca enumeración, negro susurro
Pocos árboles
y pocas piedras mojadas
Dedos para acariciar una frente
leves
¿Qué frente?
Todas
la noche
las esperas
y no hay nadie
para que escuche el paso libre
Que se alce una voz
en el muro
que las proas empapan
escribiendo
un nombre en sus horizontes
pocos años
pocas olas
en las bahías en torno al amor.
Hasta aquí traje mi vida
cicatriz en la arena
que se ha de borrar
Quien vió dos ojos tocar su silencio
y mezcló su luz de sol
encerrando mil mundos
que recuerde su sangre en otros astros.
Mas cerca de la luz
existe una sonrisa que anula la llama
pero aquí
en el ignorante paisaje que desaparece
en una mar abierta e inclemente
el exito se torna polvo
Torbellinos de alas
y de instantes que se ataron a la tierra
tierra cruel bajo las impacientes
plantas de los pies,
hecha para el vértigo
Volcán muerto.
Hasta aquí traje mi vida
piedra consagrada a la sangre
más allá de las islas
más abajo de las olas
cercanía en las anclas
_Cuando atraviesan
quillas hundiendo con pasión
un nuevo obstáculo
y lo vencen
y con todos sus delfines
alumbran la esperanza
sol ganado en un corazón humano
las redes de la duda atraen
una figura de sal
tallada con esfuerzo
indiferente, blanca,
que vuelve hacia el piélago
las cuencas de sus ojos
levantando el infinito.
EL GRANADO FURIOSO
En estos patios blancos
en los que sopla el viento sur
silbando bajo los arcos y las bóvedas
decidme
¿es el granado furioso
que palpita en la luz
desparramando en su risa de fruta
porfías y murmullos del viento?
Decidme
¿es el granado furioso
que palpita con follajes nacientes
abriendo todos los colores al Sol
con un estremecimiento de triunfo?
Cuando en los campos
en los que despiertan las muchachas desnudas
siegan los treboles con sus manos rubias
recorriendo hasta los límites del sueño
decidme
¿ es el granado furioso
que en la vigilia coloca las luces
confiado
en sus canastos verdes
y con trinos desborda sus nombres,
decidme
es el granado furioso
que combate con las nubes del mundo?
En el día en que por envidia se adorna
con siete tipos de alas
ciñendo el sol eterno con miríadas de prismas
cegadores, decidme
¿ es el granado furioso
que en plena carrera agita una crin de cien fustas
nunca afligido, nunca quejándose,
decidme
es el granado furioso
que grita la nueva esperanza que amanece?
Decidme
¿ es el granado furioso que saluda en la distancia
agitando un pañuelo de fuego
a la mar inmensa preñada de naves
que van y vienen a las costas mustias,
decidme
es él
que hace crujir los mástiles
a la altura del aire?
En lo más alto
con el racimo azul
que se enciende y celebra
arrogante, pleno de riesgos,
decidme
es el granado furioso
que hace estallar en luz
las intemperies del demonio
que despliega el día
gargantilla azafrán
bordada de canciones,
decidme
es el granado furioso
que uno a uno
libera de sus botones
a las sedas del día?
En las enaguas del primero de abril
y en las cigarras de la Virgen de agosto,
decidme
este que juega
que se enfurece
que seduce
sacudiendo en la tiniebla
pájaros ebrios
en el regazo del sol
decidme,
¿ este que abre las alas
sobre el pecho de las cosas
en el lugar de los nuestros profundos
es el granado furioso?
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